Hola de nuevo,
Hoy toca hablar del efecto placebo, pero no como algo insignificante y pequeño. Para mí, personalmente, es insultar al cerebro, a su capacidad de crear y de hacerle entender al sistema endocrino, al sistema nervioso o al sistema inmunitario, su habilidad para generar sustancias químicas que generan cambios en nuestro organismo. Porque sí, así es como funciona el efecto placebo, ese es su efecto… la creencia y convicción que tiene nuestro cerebro de que nos estamos tomando algo beneficioso, curativo o paliativo, así como la empatía, la esperanza y la fe que nos transmita un médico, un familiar o un paciente con las misma problemática o experiencia de una persona enferma, pone en marcha una cascada química por parte de nuestros sistemas que consiguen generar enzimas, hormonas, neurotransmisores, moduladores, etc. consiguiendo la mejora de muchos de nuestros síntomas e incluso en ocasiones de nuestra curación. La visualización y la meditación entre otras también generan este efecto. Por supuesto que el placebo tiene sus limitaciones, pero también la tienen los medicamentos.
Es cierto que no todo se puede curar a través de él, pero tampoco lo curan todo los medicamentos y también ellos tienen sus limitaciones. Esto no significa que los medicamentos sean inútiles, ni que sean para ingenuos o deban estar infravalorados… Por supuesto que no, existen grandes medicamentos curativos, paliativos y generadores de salud, pero no es menos cierto que el placebo o su efecto también lo hace y realmente creo que en ocasiones tampoco sabemos hasta dónde puede llegar su alcance, porque realmente desconocemos el potencial de nuestra mente en muchos aspectos y en este es uno de ellos. El efecto Placebo es algo estudiado y reconocido por la ciencia, así como su hermano gemelo malo, el efecto Nocebo. La universidad de Harvard, lleva más de 10 años de estudio sobre ellos. Según el profesor Irving Kirsch, estudioso del efecto placebo, afirma qué: Nuestras experiencias están influidas por nuestras expectativas de lo que experimentaremos. Es decir, la expectativa que tenemos sobre un medicamento, un tratamiento, una terapia, un diagnóstico, etc., influirá de manera importante en el resultado que obtendremos. Ante tales resultados, científicos, incluso para aquel que necesita siempre una prueba de ello de esta índole…
¿No creéis que nuestro cerebro, nuestra mente, merece una manera más valiosa de ser juzgada y valorada? ¿No debería ser el efecto placebo una gran herramienta/medicamento que forme parte de nuestro sistema medico sanitario? ¿No deberían potenciarse los estudios y los trabajos sobre la capacidad mental/emocional sobre el efecto curativo que tiene nuestro propio organismo? Espero que muy pronto o en futuro no muy lejano, trabajar las emociones, las creencias y la conexión emocional padres e hijos en relación a su papel en las enfermedades tenga el lugar que se merece junto a los medicamentos convencionales.
Personalmente creo que tener la capacidad de activar nuestro cerebro para ordenar cambios físicos en nuestro cuerpo, es una de las inteligencias más maravillosas de las que disponemos… Dos preguntas asaltan mi mente: ¿Hasta dónde puede llegar el efecto Placebo? ¿Hasta dónde eres capaz de creer tú?
Concha García